02 septiembre, 2006

El libro de la selva

La primera vez que la ves, el libro está cerrado a cal y canto. En mi caso, la primera vez fue en el Parque Nacional del Yunque, en Puerto Rico, allá en la década de los ochenta. En el Institute of Tropical Forestry, sí, Puerto Rico a veces parece una colonia norteamericana, pero no se lo digáis nunca a un portorriqueño, yo estaba integrado en un proyecto de investigación sobre la regeneración del bosque húmedo tropical tras el paso de un huracán. Pasé muchas horas en ese bosque, en un ambiente casi imposible de caminar, entre árboles gigantescos caídos por el viento, barro rojo y fuertes pendientes. Observar la vegetación de las altas copas caída al suelo es un privilegio, y allá aprendí bastante sobre flora tropical, con buenas horas de biblioteca y herbario en el Institute, también hay que decirlo. Pero caminar por la selva intacta seguía siendo intentar penetrar en el más críptico de los volúmenes iniciáticos.

Esa sensación se multiplica por cien en la selva baja amazónica. Uno aprende el nombre de un árbol, quizá también algún dato sobre el uso de su fruto, o de su madera, o de su utilidad como medicina, y necesita caminar cientos, quizá miles de metros para volver a ver un ejemplar de la misma especie. Cada página que pasas del libro es completamente nueva, inédita, nunca leída, y el libro de la selva pareciera que es un libro sin final, que tiende al infinito.

La mejor manera, casi la única manera de empezar a leer ese inmenso volumen de la vida es ser guiado por alguien que ya ha invertido una parte de su existencia en descifrar pacientemente algunas de sus páginas. Y ese, sin duda, es Chris.

Ya os he hablado de él. Biólogo inglés de tez clara, aquí todos los claros de piel somos gringos (en Perú se usa la palabra de forma indistinta y consciente para europeos y norteamericanos, y, aparentemente, no suele tener sentido peyorativo), afincado acá creo recordar que desde hace once años, ha pasado todo ese tiempo trabajando con los "lodges" selváticos, o con los servicios forestales, o haciendo sus propios estudios, incluso buscando financiación para que gente de acá inicie sus tesis doctorales (caso de Nati, por ejemplo). Es un tipo que se cracteriza por mojarse hasta las orejas si hace falta, lo que le vale el aprecio de todos. Todo un personaje, en definitiva.

Con Chris aprendí a interpretar los orificios regulares que se ven en los entrenudos de la paca, que es el bambú trepador, y que son originados al ser la planta joven y tierna por el órgano ovipositor de las hembras de ciertos grillos; cuando la paca crece (hasta el grosor de un antebrazo) y se vuelve leñosa, los orificios se agrandan, y es en ese momento en el que las hormigas y otros organismos comienzan a utilizar los tallos huecos del bambú para establecer sus colonias, generándose todo un ecosistema en miniatura que sería imposible si no fuera por la labor anónima e inconsciente de un grillo. Así es la selva, donde cada oportunidad fortuita fruto del azar de la evolución se transforma en un nido, en una colonia, en un ecosistema completo. También aprendí sobre los ácaros de las heliconias, que viven en sus flores y viajan de una a otra gracias a un transporte "colectivo" muy especial: el pico de los colibríes. El colibrí pica la flor de la heliconia sólo por uno o dos segundos, y en ese brevísimo intervalo decenas de ácaros suben "al carro" hasta ocultarse en sus fosas nasales, mientras otro grupo, que viene del "paradero" de otra flor, baja a su vez. Hay que imaginarse el pico del colibrí como una pista de lanzamiento y aterrizaje por la que contínuamente corren miriadas de minúsculos ácaros; así en cada flor, así en cada punto rojo que destaca enmedio del bosque interminable gris y verde. Aprendí también que el comején (la termita) fabrica sus túneles con sus propios excrementos; que el currinchi (hormigas Ata) no elige cualquier tipo de hoja para su cultivo de hongos, de los que se alimentan, sino sólo las más apropiadas por su composición ("son los primeros agricultores de la Amazonía"); que las hormigas legionarias a menudo campan por el suelo y las ramas de la selva haciendo sus fechorías; que la chicharra machaco tiene más de 10 cm y una probóscide que asusta, motivo por el que mucha gente cree que es muy venenosa. También aprendí que la pona (Iriartea) no sólo es la palmera que más se ve, es que es el árbol más frecuente de la cuenca amazónica; el nombre de los árboles con espinas en su base que sirven para impedir que trepen algunos animales; la historia natural del renaco, o matapalo, o ficus estrangulador, que crece sobre otros árboles utilizándolos como apoyo hasta que los envuelve completamente con su propia madera, ahogándolos y ocupando su lugar; la fascinante coincidencia evolutiva entre tantos árboles emergentes, los gigantes de la selva, sean de la familia botánica que sean, todos ellos portadores de aletas o raíces tabulares en su base que hacen de soporte, como las aletas de un cohete espacial posado en pie. Chris, en compañía de la gente magnífica de Baltimore, conocedores de la selva como nadie porque es su medio, identificaron también las huellas del tigre y del tigrillo en aquél atardecer en la playa, y con él he aprendido a ver a los guacamayos en las copas de la espesura, a oír a los monos coto (Callicebus) en la lejanía, a reconocer en la semioscuridad a un tucán en vuelo, a interpretar el significado biológico de los aullidos del mono aullador (Allouata).

Con quien está apasiondo con la selva, con un auténtico exégeta del libro, la lectura se hace mucho más fácil, más fluída, casi natural. Pero aún así, a mí se me antoja que toda una vida es insuficiente para llegar a rozar, no digamos a comprender, siquiera el prólogo de tan impresionante volumen.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

EXTRA, EXTRA:
España campeona del mundo de basket.
Perdón, me equivocado de blog.
Ah, los despistes.

Anónimo dijo...

Hola Julio
Despues de 2 semanas !!"desconectado por vacaciones" Por fin he conseguido ponerme al día en el Blog!!,y como este finde he aprendido(Gracias a Nines y Nacho)que se pueden escribir comentarios (Uno está un poco "osoleto" en el tema cibernético), aprovecho para contartelo.Mañana me dormiré en el trabajo, pero hoy he soñado despierto. Un abrazo y cuidate mucho.Juanma

Anónimo dijo...

Mi querido mogli, la llamada de la selva es un sentimiento interno que se puede sentir en la selva, en el desierto, en las montañas o en cualquier sitio donde te encuentres a gusto, feliz y útil.
Hasta que te vuelva a ver brinda a mi cuenta por mi cumpleaños. Y disfruta, que lo que se vive nunca se olvida y nunca te lo pueden quitar.
Hasta pronto amigo, Javier.
Un beso de MªPaz.

Anónimo dijo...

Efectivamente Julio, tu olfato no está atrofiado. El sábado (casí) no me quedó más remedio que "iluminar", como tú dices, a Nacho, tomándonos una cerveza en el Ricar...tenías que haber visto la cara que puso...y los consiguientes comentarios...bueno que te cuente él, yo creo que, en el fondo, se llevó una desilusión, pero no me parecía serio seguir el rollo sin decir que era yo. De todas formas lo que te he dicho en los comentarios anteriores es verdad, no sabía yo de tu habilidad narrativa, escribes estupendamente y tus descripciones nos hacen pensar que, efectivamente, tu viaje y la experiencia es fantástica. Nos vemos. Un beso.

Raquel

Julio dijo...

Joer, Javi, mira que quise ponerte ayer un correo para felicitarte... y me fue imposible acercarme a un ordenador, te lo juro. En fin, más vale tarde que nunca. Felicidades, y sí, brindaré por ti esta tarde, en Lima (ya esto acá), en esta ocasión solito (el buey solo...)

Julio dijo...

Raquel: yo sabía quien eras desde el primer momento, más que nada descartando... Me imagino al donjuan éste cayéndose del guindo, jajaja. Bueno, nos vemos ya pronto. Un beso.

Julio dijo...

Usuario anónimo, el del basket, que también me sé yo quien eres, ¿eh? Nada más llegar a Lima, hace unas horas, el taxista de turno ya me ha felicitado por la victoria, jaja.

Julio dijo...

Juanma: ya queda poco. El fin de semana que viene si andas por Sigüenza hay planes para cerrar el Ricar...

Julio dijo...

Nacho: Aah, cuando uno se deja llevar por la intuición... Bueno, no me dirás que las chicas que dejan comentarios en mi blog no son guapas y simpáticas, ¿eh?

Bueno, ya queda poco para esa "cervezada" en el Ricar. Esta tarde escribo algo, que tengo un par de cosas pendientes; acabo de aterrizar en Lima y sólo he entrado a mirar unos correos urgentes de la chamba (el curro) que andaba esperando (vuelta al cole...)

nacho dijo...

Acuérdate Julio de darme el número de vuelo, etc... para ir a buscarte.
Disfruta estos dias que te quedan por allí y ya sabes, cuídate mucho.

Julio dijo...

Sí, me acordaba del lo del vuelo, pero me lo he dejado en el hotel. Mañana te lo digo.