Ando con todos los mapas del Perú desplegados sobre la mesa mientras saboreo un jugo de mango "como se toman aquí" (casi medio litro, impresionantemente buenos). Es mi cena de hoy. En la mesa de al lado, una turista solitaria, sudamericana pero que no parece del Perú, cena un sandwich. Mientras ando decidiendo los detalles del siguiente paso en el viaje, se me va la intención hacia la mesa de al lado... Consigo concentrame, pero no encuentro el camino. No sé si ir por Huánaco a Tingo María y desde ahí a Pucallapa o a Tarapoto, tal vez algún tramo en avioneta. Parece ser que en esa zona ha habido cárteles de la droga aliados con algún reducto de los senderistas, pero no estoy seguro de la actualidad de la guía que llevo. En cualquier caso el libro indica que se tome el avión en esa zona siempre que se pueda para evitar viajes terrestres por carreteras remotas. En fin, la realidad es que eso es lo que en realidad me pide el cuerpo, más que nada por ver la Cordillera Azul y las cuencas del Huallaga y del Ucayali, que deben de ser la pera. La otra opción es mucho más razonable, pasa por Trujillo, en la costa. Pero hay que dormir probablemente en Chimbote, localidad pesquera e industrial de la que se dice que es la más insegura del Perú. También según la guía, claro. El caso es que ya sé qué combinación de transporte tengo hasta Huánuco o hasta Chimbote, pero para ir a Trujillo desde Huaraz no tengo información (no lo contemplaba). Mañana volveré tarde (subo al glaciar del Pastoruri) y tendré el tiempo justo para preguntar y sacar pasaje. Pero ya no hay remedio: tengo que salir pasado mañana de Huaraz como sea para que el viaje me cunda.
Sigo debatiendo, que sí selva o si costa, que si le pregunto por su país o por si viaja sola, que si pitos o si flautas, y de repente entra una niñita sucia y preciosa, como todas las de por aquí. No levantará más de siete u ocho años. Se acerca a mi mesa, parece que tengo imán. Lleva una bolsa con algo dentro. Algo para vender. Se ven niños vendiendo, cantando o haciendo las cosas más variopintas para ganar algo de dinero. Hoy, mientras comía, unos niños con una quena (flauta), desafinando, pedían, hasta que una señora les ha dado algo de sopa que les había sobrado, y no creáis que la han rechazado...
El vaso de jugo ya va por la mitad, y la niña me mira con los ojos fijos con los que sólo saben mirar los niños. Veo los mapas, veo el vaso, todo de refilón ya que no puedo apartar mi ojos de los suyos. Intento manifestar el mayor cariño posible con la mirada, y le pregunto en voz baja, en complicidad, que qué vende. Cuatro por un sol me dice casi tímida. Son caramelos, o chocolates, o qué se yo. En un instante me veo insignificante ante mis mapas, mi jugo, la vecina de mesa. Me avergüenzo de mi riqueza inmensa, le doy un sol, y tomo los dulces. No sé si actúo bien o mal, no sé si es una niña explotada o necesitada, no sé nada de ella. No ha sido un acto meditado. Ha sido una decisión que no es de la razón.
Ella ya se va. Yo cierro los mapas, el jugo, la vecina, y marcho, despacio, hacia el hotel...
29 julio, 2006
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3 comentarios:
Me tienes enganchado al blog , mamón.Es acojonante y no lo digo por adularte gratuitamente, de verdad ACOJONANTE.
Quizás pienses que me he pasado o algo así,pero parece que estoy allí, metido en ambiente. Casi se pueden captar los olores y sabores de lo que cuentas.
Se nota que estás disfrutando del viaje.
Estos días estoy volviendo a releer , aprovechando la ocasión, "viaje a la alcarria" y chico que quieres que te diga..me resulta mucho más aburrido el Nobel Cela.Imagino que influye mucho la amistad que tengo contigo, pero hay algo que sí es indiscutible: tu blog me tiene totalmente enganchado y el "viaje a la alcarria " no.
Un abrazo Julio y como siempre te digo cuídate chaval.
Gracias, Nacho, pero "te has pasao", jeje. Pal'nobel entodavía queda... Esta entrada fue escrita en pleno subidón; según me iba al hotel entré en un sitio de internet y prácticamente lo escupí. Lo que comentas en otro sitio sobre los niños y demás, sí. Nunca había meditado tanto acerca de la pobreza y la riqueza. En realidad, sé perfectamente que a pensar en ello es a lo que venía por aquí...
Lamento no entrar a tus blogs, lo tengo pendiente, pero es que no doy a basto. Ahora hago una anotación, pero he quedado con un chico que he conocido hoy subiendo al Pastoruri y que me va a hechar una mano (es guia de turismo).
Hoy el profesor, Carlos, que me lo he vuelto a encontrar en la base del Pastoruri, me cuenta que los niños por aquí trabajan durante sus vacaciones para ayudar a su familia. La verdad es que no sé que pensar...
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