Primer contacto con el terreno. Gracias a los consejos del personal del Parque Nacional Huascarán, con quien he establecido un buen contacto, elijo como primera aproximación a la Cordillera Blanca la Quebrada Ucla. Es una de las cuatro que es atravesada por una vía de comunicación en el Parque y la menos turística de las cuatro. La tal vía es un camino de tierra y pedruscos que no llega ni remotamente a la categoría de pista forestal, pero es la vía normal de tránsito entre Carhuaz y Chascas, poblaciones situadas en vertientes opuestas. Por ella circulan "micros", "combis", "colectivos", taxis y todo tipo de medio de transporte que se pueda uno imaginar. Así son las cosas en los Andes.
Subo con Andrés, taxista que "me agencio" en Carhuaz, hasta los 4000 m (sufriendo a cada piedra por el pobre coche, por más que esté destartalado). Se trata de ver los pisos de vegetación basales. Ya se ve que aquí "basal" resulta un poco alto. Más arriba está el Punto Olímpico, el paso a la vertiente oriental, a más de 4700, pero hoy está nublado y no merece la pena subir más. Andrés me deja arriba, se vuelve, y comienzo el descenso a pie. Sólo ante la Cordillera. Un "micro" tiene que pasar procedente de Chascas a eso de las cuatro por el puesto de entrada al parque. Puedo tomarlo cuando lo vea venir, en cualquier punto del camino, no hay problema.
La quebrada Ucla es un valle glaciar de libro, con su típica forma de artesa. Los glaciares laterales están a tiro de piedra, casi siento que los puedo tocar, una simple trepadita de 500 ó 600 metros de desnivel y serían míos, pero voy con el tiempo justo y hoy no toca. La quebrada está orientada de oeste a este, y los glaciares bajan más en la ladera sur. Claro, chavales: estamos en el hemisferio sur, y las exposiciones meridionales son aquí la "umbría"... Por cierto, todavía no he mirado lo del giro del agua en el desagüe (lo miro esta noche, Santi).
Lo que he visto hoy ha sido el piso de bosque relicto de quenual (Polylepis sericea), que es lo más que da el piso forestal en la vertiente occidental de la Cordillera Blanca, que es la seca (los vientos húmedos vienen de la Amazonía en los Andes; las caras occidentales, que miran a la costa pacífica, son muy secas). Consigo reconocer unas quince o veinte especies arbustivas, todas en flor. Géneros del hemisferio sur o de las Américas, algunos ya los conocía, pero también algunos conocidos allá (Senecio, Berberis). Fauna se ve poca. Veo algo así como un pícido, como un pito real, pero más grande, amarillo y negro, y con una pose distinta, más erguida. Veo también un picaflor completamente negro libando en florecillas tubulares rojas que no acierto a encasillar. Veo algún otro pajarillo de montaña, de tonos parduzcos, y un par de cosas blancas con apariencia de gansos o por ahí. Además de algo parecido a un cuervo. El cóndor de momento sólo lo he visto disecado en el Museo de Historia Natural de Lima...
27 julio, 2006
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