Eddie es de New Jersey y de origen puertoriqueño. Se ha dirigido a mí mientras tomaba un café en la Plaza Mayor, en inglés, como siempre, pero yo le he contestado en español al ver que no podía ser guiri. Resultado: un tequila con nosequé y dos piscos sour (cada uno), todos de "tamaño ración", antes de las seis y media de la tarde.
Él ha estado ya dos veces en Perú. En esta ocasión lleva en Lima, que casualidad, un día más que yo. Naturalmente, no son las únicas cosas que nos unen. De momento, sigue en Lima, y tal vez vaya hacia el Cusco. Yo tengo ya billete de autobús a Huaraz para hoy a las nueve de la noche (dentro de dos horas), luego, es el sino del viajero, nuestros caminos se separan. Pero hemos guardado nuestros correos electrónicos, por si se cruzan más adelante. Puede que mañana o puede que dentro de años. Quién sabe.
Parto hacia el norte, ocho horas de autobús hasta Huaraz. He decidido empezar por lo grande: el parque nacional Huascarán y las cordilleras Blanca y Negra, en los Andes occidentales. Me ha costado varios días conseguir la información y, sobre todo, la bibliografía que quería (el texto del profesor Ferreyras, sobre la vegetación del Perú), incluidas las últimas 24 horas para que las, por lo demás, amables señoras de la biblioteca del Museo de Historia Natural me fotocopiasen el ejemplar (ya agotado, naturalmente), pero ya tengo todo. Se puede decir que, a partir de este momento, a las nueve de la noche en Lima, empieza verdaderamente el viaje...
25 julio, 2006
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