30 agosto, 2006
Trescientas hectáreas de selva virgen
No tengo tiempo de escribir lo acumulado en estos días; demasiada intensidad y demasiado poco tiempo para expresarlo debidamente. Tampoco puedo dar detalles aún acerca de lo que reza en el título de esta entrada, ni siquiera sé si la cosa saldrá bien, si el ofertante se echará abajo en el último instante, o si habrá algún detalle legal insalvable. Mis dos futuras socias (una española y una peruana) son gente muy capaz y que sabe moverse perfectamente en éste que es su medio. Mañana se ultiman detalles y el sábado iremos a ver el terreno, que no tendremos más remedio que ubicar con GPS para inspeccionarlo con mayor eficacia usando fotografía de satélite. Amigos, estáis hablando con un futuro propietario de un trozo de Amazonía. Lo cuál no significa nada o lo puede significar todo. Sólo el tiempo lo dirá.
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5 comentarios:
Antes de firmar nada, pásate por la embajada española, por si no se te había ocurrido. Ah, los terratenientes.
Sabía que al final encontrarías un lugar que te atraparía en este viaje.Que leches si lo encontraste en un páramo de Teruel con un frio del carajo, cómo no lo ibas a encontrar en la selva.
Cuídate mucho Julio.
Anónimo: gracias por el consejo, lo tendré en cuenta. Bueno, lo de terrateniente, aunque estríctamente es correcto según el diccionario, en realidad es una palabra que no me gusta nada. Más bien digamos que se trata de establecer un proyecto vivencial que necesita de terreno para su desarrollo...
Nacho: se trata en primer lugar de una buena oportunidad: ya os contaré cuánto nos piden por el terreno (sólo adelanto que la cantidad no supone ningún riesgo para un europeo, menos yendo con otras dos personas, locales y que saben cómo funciona la propiedad por acá, os podéis imaginar que la cosa es complicadita; ellas ya tienen experiencia). Y de ahí, lo que surja, por supuesto... Tener una pata por acá ya sabes que me atrae mucho. Además, si todo va bien, ya tenéis un sitio en el trópico en el que pasar unos días de vacaciones, jaja...
¡Estás que quitas el sueño! (lo del hipo, que lo confirme alguna moza).
Resulta que yo tampoco tenía la dirección de tu blog y de todas maneras de poco me hubiera servido porque en Sigüenza me aíslo del ciberespacio. Así que llego a Santander, me encuentro con tu novela por entregas y se me quedan los ojos pegados a la pantalla, perplejos y emocionados. Comoquiera que he acumulado tanto retraso, imprimo el texto y me lo llevo a casa. Noche de insomnio. Primero por mis propias reflexiones personales en estado de "rodríguez" y después por leer las tuyas.
Me alegro mucho de esta vivencia que estás teniendo -y compartiendo con tanto éxito- igual que de las otras vivencias genuinas de nuestros camaradas (Perú, Marruecos, Malta, Pirineos, etc.). Lo importante no es tanto el sitio como el espíritu con el que se va, el salirse del circuito oficial de pensamiento y de consumo, el hacer algo original, inédito (lo tuyo ya lo estás editando, en blog, y Nachofain no dice ninguna tontería con lo de publicarlo impreso).
Tengo envidia por no poder ir a recogerte al aeropuerto ni sentarme a oír tus primeros relatos al amor de una (caja de) San Miguel en un quiosco. Tendré que esperar. Tenemos mucho que hablar; nuestras cabezas desinhibidas no paran de pergeñar nuevos proyectos y no todos me van a pillar a contrapié.
Eres un activo importante para nuestra Sigüenza, así que no te nos vayas a afincar en el Amazonas (y si lo haces, pásame el páramo ese de Teruel a mí).
Dale duro hasta el final, que será sólo el principio de un Julio aún más auténtico. Un abrazo, maño, que me voy a "tocar la ciencia" (que así se llama la exposición que voy a ver),
Javier B.
Vaya, Javier, yo pensaba que sí que teníais la dirección. Pues sí que la hice buena con la lista de correos. En fin, lo siento. Ya veo que te has puesto al día. Como digo hay más cosas que contar que las que salen acá, ya iremos hablando. Tengo muchas ganas de compartir con tranquilidad todo lo que he vivido por acá con todos. Desde luego la experiencia ha resultado alucinante, superando con creces todas las expectativas (si hasta pretendía venir sin billete de vuelta por si me cansaba y me volvía antes de mi límite de tiempo, fíjate). Dile a Isabel que tengo a menudo en mente una frase que me dijo ella una vez acerca del mundo y su deglucción. Ella sabe. En fin, besos a ella y a los nenes. Nos vemos pronto.
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